Templo Parroquial San Alberto Hurtado
Templo Parroquial San Alberto Hurtado de Cerro Sombrero
Proyecto: Templo Parroquial San Alberto Hurtado de Cerro Sombrero
Mandante: Empresa Nacional del Petroleo ENAP
Arquitecto: Julio Ríos Boettiger
Año de construcción: 1958 ca.
La parroquia es el primer indicio del formidable equipamiento del Centro Cívico de Cerro Sombrero. Se constituye como un primer hito urbano entre los que están por venir más adelante en el recorrido del pueblo y se presenta como una de las arquitecturas más interesantes del poblado.
Su clara volumetría se revela en escorzo, protagonizando el acceso al corazón social del poblado. El trazado de las calles del poblado acompaña la singularidad de la construcción, la que se posa en una manzana aislada, como elemento protagónico. En medio de esa área verde, la parroquia se conecta con la casa parroquial, construcción que se inserta como parte del conjunto contiguo a las áreas verdes recreacionales.
En esta construcción, el arquitecto Julio Ríos Boettiger ha posicionado a la iglesia de manera tal, que sus cuatro fachadas quedan libres y expuestas, y así constituyen la construcción de un objeto plásticamente perfecto. Es posible apreciarla desde todos sus ángulos, inclusive desde la altura, cuando el habitante se ubica desde el mirador del cerro.
Su estructura se muestra hacia el exterior, a modo de contrafuertes de hormigón que llegan al suelo cada 1,6 metros y se encuentran presentes en todo su largo, dándole un ritmo y una impronta propia. Esta imagen se complementa con la composición general del volumen, caracterizada por sus dos caras triangulares. Cada frontis presenta un diseño diferente; una cara se caracteriza por el campanario en lo alto y la cubierta parabólica que conforma el acceso principal, y la otra, por la enorme cruz de hormigón que se enfrenta hacia la avenida.
Esta particular arquitectura exterior se identifica también en el interior, pues el volumen observado se transforma en un gran espacio dado por una nave triangular de de 9,3 metros por 21 de fondo, construida por vigas metálicas reticuladas que la dotan de una altura de 14 metros en su punto máximo.
Interior templo parroquial
Detalle interior
Este templo se presenta como un espacio sencillo pero potente, coloreado por los vidrios celestes y amarillos de las ventanas laterales, imperceptibles desde el exterior. Esta intención del arquitecto se enriquece con la referencia de la cruz del muro de fondo, que se encuentra sobre una pequeña ventana redonda a través de la cual pasa un acento de luz coloreada por cristales rosados y verdes. El lugar está repleto de detalles que aportan al enriquecimiento de este espacio religioso, sin perder la absoluta sencillez de su constitución. Elementos como la pila bautismal, fundamental para el rito de los sombrerinos nacidos en el pueblo, el mobiliario interior y las bancas para los fieles, todos fueron hechos a la medida. La escalera que lleva al órgano del altillo está especificada con peldaños de madera de hechura y forma única, encastrados en una estructura metálica soldada. Cada uno de estos elementos fue diseñado y detallado por la arquitecta Flor Vera Larraguibel.
Templo parroquial
El volumen de la casa parroquial es regular y muy simple, caracterizado por la cubiertas inclinadas en V, tipología moderna adoptada aquí, la cual se repite en otros equipamientos existentes en el poblado. La sacristía de la parroquia se conecta con la casa del párroco a través de un pasillo exterior cubierto, integrándose al motivo general con paños triangulares de treillages o cortavientos que le otorgan una unidad compositiva al conjunto. En algún momento, la casa parroquial fue pensada como internado para los niños de los alrededores; sin embargo esto no se llevó a cabo, quedando con el programa original: tres habitaciones, tres baños, una oficina, una sala de catecismo, sala de estar y un pequeño subterráneo de servicio. El conjunto parroquial de 420 m 2 , se completa con las áreas verdes exteriores y los juegos infantiles.
En la fachada posterior de la iglesia, bajo la gran cruz incrustada en la cara triangular, se incorpora una laguna artificial de forma singular diseñada como parte de la propuesta paisajística. Estos son algunos de los detalles que enriquecen este espacio de culto, un hito urbano del pueblo y de la zona. El Templo Parroquial San Alberto Hurtado de Cerro Sombrero es el único espacio religioso para la red de campamentos petroleros existentes en la isla.
El arquitecto Julio Ríos Boettiger ingresa a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en la década del 30, época en la cual realiza diversos estudios en el extranjero. Representa a la Universidad en instancias internacionales como practicante bajo dirección de Le Corbusier y como delegado en el Primer congreso de Vivienda Popular en Buenos Aires. Se titula en 1940 con un proyecto de título premiado en el V Congreso Panamericano de Arquitectura y Urbanismo, celebrado en Montevideo con distinción máxima. Ingresa a trabajar a la Armada de Chile III Zona Naval, Talcahuano, donde realiza diversos proyectos destacando la capilla de grumetes de Isla Guarello. Pero sin duda, su obra más conocida es el edificio de la Lotería de Concepción, donde destaca su propuesta claramente moderna y vanguardista para la época. En Concepción también diseña viviendas para la Corporación de reconstrucción y Auxilio, como respuesta al terremoto de 1939. Durante una importante parte de su vida, Ríos Boettiger se mantuvo vinculado con su casa de estudios, siendo profesor de las cátedras de Dibujo Técnico, Análisis arquitectural y composición arquitectónica de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, a partir de 1946, año clave en la Reforma de la enseñanza de la arquitectura en esta Universidad. Así mismo, formó parte del grupo de arquitectos chilenos que en el año 1947 adhirieron a las ideas modernas por medio de la declaración de la filial chilena de los CIAM. Ríos se destacó en su trayectoria por desempeñarse en el ámbito público en distintas áreas, trabajando como arquitecto jefe en empresas como la CAP y en la ENAP a partir de 1952, jugando un rol clave en el diseño y construcción del poblado de Cerro Sombrero.
Registro de la construcción del templo
Pamela Dominguez, arquitecta.